360° de gratitud 2020
Estoy convencida de que hoy muchos conocemos el significado de la palabra gratitud, que, además de ser una actitud positiva, es el mejor valor que podemos desarrollar en nuestra vida.
Este 2020 nos ha dejado una especie de reacción automática que nos lleva a referirlo como un año donde pasaron “malas cosas”, pero debemos recordar que también pasaron cosas muy buenas. Esta dualidad ocurre en la vida de cada uno todo el tiempo y, como dice el refrán, “es de bien nacido ser agradecido”. El objetivo de este texto es revisar cómo está nuestra gratitud y reconocer que no es solo un sentimiento o una reacción a algo que ocurre a nuestro alrededor, sino una decisión de nuestra fuente de vida: nuestro CORAZÓN. La gratitud nos transforma de adentro hacia afuera, hace que algo que se ve difícil se vea posible y hermoso, aún en el dolor. Ser agradecidos nos ayuda a tener esperanza.
En los evangelios también podemos ver cómo Jesús ponía en práctica este bello principio antes de hacer milagros. Jesús daba gracias a su padre y si él lo hacía, cómo no hacerlo nosotros. A veces no damos gracias porque lo que deseamos no se nos da y sale lo menos esperado, o no llega cuando lo queremos y, por tanto, decimos: “no voy agradecer nada”, pero es ahí cuando debemos darnos cuenta de que Dios está respondiendo de diferentes formas a nuestra oración. Te digo algo: no pierdas la oportunidad de ser sorprendido por Dios al no distinguir las cosas que suceden por no darse a tu modo. Te voy a contar una historia que ha marcado este diciembre de 2020 para mí:
Era el día de Navidad y una familia se sentaba en la mesa para cenar. Antes de la comida, se invitó a Jesús en oración para que los acompañara. Una vez todos reunidos oraron por la salud del padre de la familia quien se encontraba enfermo; se inició la cena y a los veinte minutos la muerte los sorprendió, un paro respiratorio terminó con la vida del padre enfermo. Esta situación es un claro ejemplo de la voluntad de Dios, una de las hijas pidió ese día que Jesús curara a su padre; sin embargo, la cura que ella esperaba era diferente a la cura que Dios tenía para él. Aún en lo desconocido y lo inesperado nuestro corazón debe agradecer, pues no siempre somos capaces de ver lo que se esconde detrás de cada suceso. Por esto te invito y te animo a expresar tu gratitud, no solo a Dios, sino a todas aquellas personas que hacen parte de tu mundo.
¿Cómo vivir en gratitud?
- Declarando lo que deseas ser.
- Encontrando la paz.
- Teniendo esperanza y la confianza.
- Reconociendo los sentimientos.
- Teniendo FE.
- Conociendo a Dios.