Generación del yo-yo, ya-ya

Sofía y Antonio discutían sobre el dinero obtenido con el maquillaje que le realizaron a la joven del apartamento 620: “Sofía: Antonio quedamos en que las ganancias eran mitad y mitad, y tú te estás quedando con más”. Antonio: “que pena Sofía, a mí me tocó la peor parte, ir a tocar la puerta y rogarle a la muchacha para que se dejara maquillar, eso vale más y ¡me das mi parte ya mismo!, no quiero ni esperar ni discutir contigo”.
Me cuestiona lo siguiente: la gran mayoría, no todos, de niños, niñas y adolescentes de este tiempo solo piensan en ellos, en su bienestar, no en el bien común, ni en las promesas y acuerdos hechos; es como si prevaleciera el egocentrismo y la necesidad de “yo primero” dispuestos inclusive a perder una amistad y quedarse solos, algo recurrente que las mismas familias evidencian, pero no hacen movimientos al respecto. La inmediatez y necesidad de ser los protagonistas, está llevando a que esta población aumente la poca tolerancia a la frustración, e incurran en creerse el centro del universo, demandantes, exigentes y ansiosos por obtener todos sus deseos, como si no hubiera un mañana.
Teniendo en cuenta lo anterior, exponemos algunas sugerencias para las familias:
- Dialogar con los hijos sobre la importancia del trabajo en equipo.
- Realizar actividades que propendan al deseo de compartir con otras personas siendo solidarios y dadivosos.
- Identificar en ellos, que los lleva a estar ansiosos y a querer obtener las cosas “ya”.
- Disponer de espacios donde puedan revisar lo positivo y menos positivo que tiene el egocentrismo.
Recordar que, como familia, estamos llamados a hacer lectura de los movimientos que posiblemente estén afectando la salud mental de nuestros niños, niñas y adolescentes.