La ansiedad en niños

En la infancia se experimentan emociones y situaciones desconocidas. Dada la exploración del mundo y del contexto que rodea al niño, estas emociones producen diversas reacciones como la ansiedad, tema sobre el cual vamos a profundizar.
En momentos en que los niños perciben cambios en el ambiente, en el relacionamiento de la familia e incluso en la comunicación y tono de voz, pueden presentarse momentos de ansiedad reflejados en llanto, sudoración, comerse las uñas o arrancarse el cabello entre otras formas que le permiten apaciguar lo que siente. Esto sucede, en gran medida, porque está experimentando emociones y sensaciones que son nuevas para él; estas, en sí mismas, generan ansiedad; por tanto, busca la forma de atravesar eso que siente y que le es desconocido. Estas conductas, sin embargo, deben ser intervenidas para un mejor desarrollo emocional, mental y social.
Las situaciones de angustia que son atravesadas en la infancia –como la ausencia del padre o la madre, la pérdida de objetos, la frustración o los límites, entre otras–afectan, principalmente, la forma en que se relaciona con el otro; es decir, con su familia, con el sueño e incluso con la comida. A causa de esta afectación es que intenta dar escape al sufrimiento que padece.
Desde el rol adulto muchas de las situaciones que generan ansiedad se perciben como sencillas, aunque no sean de ese modo para el niño y, por tanto, generen angustia. Por ello, es importante estar atentos a los cambios que se manifiesten, acompañarlos en el proceso de comprender la situación, brindar la presencia como padre para ayudar a resolver estas situaciones a través del juego, el dibujo, la música, el cuento y el amor. Además, entender que es necesario buscar orientación profesional cuando identificamos que los niños tienen estos padecimientos y sostienen conductas como las mencionadas que afectan su desarrollo.