El valor del silencio

En un mundo sobre estimulado, parece inconcebible y casi imposible, encontrar momentos de silencio y quietud que son también tan importantes a la hora de calmarse y reordenarse.
El silencio cuando es visto como un valor puede ser el espacio perfecto para reflexionar, para acallar la mente y el ruido que nos ensordece.
El silencio es el espacio perfecto para mirarse a sí mismo y encontrarse.
Puede llegar a permitir encontrar la paz y la serenidad, el aquietamiento interior.
El silencio funciona como una terapia de relajación, un espacio para reparar las fuerzas.
También nos permite aprender a escuchar, a nutrirnos de lo que nos rodea, en su estado más puro.
Evita un apresuramiento en la toma de decisiones.
Da cuenta y acrecienta nuestra capacidad de autoregularnos emocionalmente, nos hace fuertes en este aspecto.
La práctica del silencio, aparentemente es fácil, sin embargo, es todo un reto.
El silencio, es dignidad en la derrota.
El silencio, es grandioso en la victoria.
El silencio es prudencia y mesura.
El silencio, tiene sus voces y sus signos, no es un espacio vacío totalmente y es importante aprender a reconocerlo y respetarlo en los demás.
Gandhi encontraba en el silencio el arma más eficaz para derrotar la violencia y unir a su pueblo.
Finalmente, para quienes tenemos fe, el silencio es el espacio del encuentro con Dios.
Claudia Quintero, especialista del Centro de Familia VID.