Entre la cantaleta y el silencio: dos enemigos de la comunicación en la relación de pareja

Este tema surge ante las constantes demandas escuchadas en consulta ante la dificultad que tienen las parejas de ser escuchadas y entendidas por su par. El tema de la cantaleta ya se volvió paisaje y hasta es un tema jocoso del que todos hablan, pero al que hay que ponerle una atención especial ya que estamos “normalizando” este estilo de comunicación que además de poco asertivo, generan distanciamiento y apatía hacia el otro. Pero, no solo la cantaleta es un estilo de comunicación poco asertiva, sino que genera en el otro además del distanciamiento un gran silencio en parte como respuesta ante el malestar que genera.
El objetivo del presente escrito es reflexionar sobre nuestro actuar más que el del otro. Para esto te sugiero tomar lápiz y papel para que lo vamos haciendo y al finalizar la lectura puedas sacar tus propias conclusiones.
Para iniciar responde:
¿En tu relación de pareja se han presentado frases como estas?
- Nunca me escuchas. ¿Qué es lo que no entiendes? No te soporto. Todo lo haces mal. Estoy cansada de repetírtelo. Jamás vas a cambiar. No me entiendes ni me prestas atención. Llegaste tarde a la repartición de sentido común. ¿Qué hice para merecer esto? Con sus amigos no es así. Usted es caso perdido. Le debí hacer caso a mi mamá…
- Las anteriores frases con mayor frecuencia las has dicho tú o te las han dicho.
- ¿Quién es el de la cantaleta en tu relación?
La cantaleta
La doctora Priscille Joglar, psicóloga clínica, enfatiza “El diálogo entre dos personas donde se habla del mismo tema de forma repetitiva y persistente, aun cuando el receptor demuestra no estar interesado o de acuerdo con lo que se está planteando, puede convertirse en una cantaleta”.
También hemos encontrado que la cantaleta puede ser un aspecto a mejorar en el otro, y ese otro cansado de escucharte decir lo mismo, molesto por la forma y el tono que usas, no tiene argumentos lógicos equilibrados para explicar, negar, aclarar o responder a esas demandas y señalamientos que le haces.
Otra forma de interpretar la cantaleta es que quien la da se le dificulta aceptar las diferencias del otro. Le falta empatía y escucha o también puede ser una situación que no ha podido resolver en su individualidad.También es cierto el contexto familiar de ambos cónyuges en sus respectivas familias de origen, si crecieron escuchando y viviendo una constante cantaleta como mecanismo para denunciar una inconformidad de la que no se dialoga.
En conclusión, mientras más repites un mismo tema, menos se te escucha.
Ahora reflexionemos qué pasa con el silencio respondiendo estas preguntas:
- ¿En tu relación de pareja los silencios se han presentado durante horas, días y hasta semanas?
- ¿Quedarte en silencio te ha servido para cambiar la situación que te molesta del otro?
- ¿Cuál de los dos es el que con mayor frecuencia recurre al silencio como postura para que el otro reaccione?
El silencio
La falta de verbalización y la represión de los sentimientos, a lo largo del tiempo, hace que acumules un resentimiento profundo hacia tu pareja.
El silencio también es otra forma de comunicarnos, solo que está ligado a la intención. Veamos los tipos de silencio de acuerdo a la intención:
- Silencio como castigo: es usado para controlar el comportamiento del otro. Desestabiliza emocionalmente, genera angustia y ansiedad.
- Silencio de la indiferencia: cuando no atendemos las necesidades de la pareja porque no nos interesa. Se puede generar: sufrimiento, resentimiento y distanciamiento emocional.
- Silencio de la indecisión: detrás de la indecisión siempre se esconde un silencio que genera incertidumbre, sometiendo al otro a una larga espera de una respuesta que no llega.
- Silencio asertivo: es guardar silencio para respirar, tomarte unos segundos para serenarte y expresar de la manera más asertiva tus emociones y tus pensamientos. La diferencia entre el silencio asertivo y los otros es la intención con que lo hacemos.
- Recomendaciones:
Tanto para la cantaleta como para el silencio:
- Buscar el espacio y el momento en que ambos quieran encontrarse para conversar y para escucharse.
- Ser afectivos: estamos frente a la persona que amamos.
- Evitar buscar culpables, no juzgar, no señalar, no suponer.
- Nombrar aquellos sentimientos, emociones y preocupaciones que te generan tristeza y malestar.
- Escuchar con empatía.
- Negociar que no es más que aprender a ceder y aceptar las diferencias.
- Hacer acuerdos que se sostengan en el tiempo.
- Lo que no se pueda conciliar ni negociar llevarlo a terapia de pareja.
Finalmente te invitamos a pensar: ¿Eso que tanto le criticas a tu pareja en realidad es el problema, o es una excusa para decir otras cosas que no te atreves a verbalizar? Saca tus propias conclusiones y pon en practica lo leído.
María Teresa Espinosa López
Trabajadora Social Centro de Familia VID