Las “pataletas”:¿Cómo manejarlas y educar con amor?

Como padres, debemos utilizar la imaginación, no perder la paciencia y poner en marcha una serie de estrategias que le permitan al niño aprender a controlar sus propias emociones y así reaccionar de una mejor manera. Acá hay algunos tips para que apliquen en casa; funcionan siempre y cuando los involucrados en la crianza seamos constantes en su aplicación. Recuerden que el ingrediente principal para dar una buena crianza a nuestros hijos son las tres “P”: Paciencia, Perseverancia y Prudencia. Paciencia: para entender y aceptar que van a un ritmo diferente al de nosotros. Perseverancia: para continuar aplicando normas claras, concisas y constantes, a diario, a pesar de sentir que ellos no lo entienden o no lo quieren hacer. Prudencia: para no ir en contra de ellos como personas sujetos de derecho, y de sus diferentes procesos.
Estrategias para manejar una pataleta
- Controlar las emociones propias, porque es natural sentirlas: debemos aprender a controlar nuestras propias emociones, para así poderles enseñar a ellos cómo controlar las suyas. Enojarse no está mal; es una emoción y todos los seres vivos la experimentamos. Lo que está mal es expresarla de manera inadecuada, atentando contra los demás, o contra sí mismo.
Cuando el niño se muestre enojado, triste o angustiado por algo que no es lo que él quería, primero debemos validar su emoción, explicarle que es natural lo que siente, y mostrarle diferentes maneras de resolver su dificultad; lo más importante es que él sienta que lo estamos acompañando en su proceso, y que él mismo puede salir de su dificultad. Es importante tener presente que nadie puede tomar buenas decisiones o reaccionar de la mejor manera cuando está emocionalmente alterado; así que lo más indicado es tranquilizarse, y después pensar en lo que pasó y en lo que se debe hacer.
- “No te preocupes, entiendo que te sientas mal, pero debes calmarte primero para poder encontrar una solución”
- “Tranquilo, entiendo cómo te sientes porque yo también me he sentido así; cuando estés más calmado, podrás pensar mejor y tomar una decisión”
- “Si te sientes muy enojado, mejor aléjate de las personas para que no las trates mal o digas cosas de las cuales después te puedas arrepentir; cuando estés tranquilo, las buscas y les explicas lo que te sucede, y así tendrás una mejor relación con los demás”.
Estas son algunas frases que le puedes expresar a tu pequeño cuando lo veas descompensado. Yo las utilizo a diario con mi hija, y ya ella a su corta edad me entiende lo que digo; el éxito de estas palabras es repetirlas con frecuencia, porque tarde o temprano ellos las comprenderán y las aplicarán en su diario vivir.
- Mostrar seguridad y control de la situación: es importante que los padres se muestren seguros de su capacidad en todo momento, sin que ello implique ser rígido ni tener que ir dando siempre explicaciones que justifiquen su actitud.
- Esta etapa es una cuestión de reafirmación: no se trata de malos padres ni de hijos rebeldes; es solo que los niños empiezan a comprender que tienen su propia personalidad y deseos, que pueden tomar decisiones y en ocasiones se les respetan, y la negación les permite defender sus intereses. Cuando los niños se muestran enojados o hacen pataletas, muchos padres se culpabilizan pensando que si su hijo reacciona así es porque no son lo suficientemente autoritarios, el niño está excesivamente consentido o no han sabido educarlo correctamente. Sin embargo, además de no ser cierta en la mayoría de los casos, esa idea no resulta nada útil para afrontar el problema, ya que sólo reduce su autoconfianza y también la capacidad de maniobra para actuar y dar la vuelta a la situación.
Se debe entender igualmente, que en esta edad no es una cuestión de oposición o desafío frente a la autoridad; simplemente se trata de una inmadurez cerebral que le impide al niño comprender en primera instancia que debe cumplir con normas o reglas para poder pertenecer a un grupo social.
Explicado esto con un ejemplo: cuando tenemos el cable “pelado” del televisor (conexión neuronal inestable), en ocasiones está haciendo buen contacto y el aparato funciona a la perfección (el niño hace caso a lo que le pedimos); pero cuando no tiene buen contacto, por más que presionemos el botón de encendido, este no prende (el niño no hace caso a nada de lo que se le pide). Es necesario colocarle cinta negra a ese cable para que funcione todo el tiempo de manera adecuada; o sea, que las conexiones neuronales tengan una adecuada mielinización para poder tener un niño que entienda las consecuencias de sus actos y se autocontrole. Como vemos, no es una cuestión de “querer”, sino de “poder” y es por eso que se hace importante darles tiempo a los niños para que maduren.
- No dar muchas opciones: Evitar que el niño tenga varias opciones de elección, pues con esto se le da la oportunidad de llevar la contraria. Con mi hija siempre trato de darle solo dos opciones para elegir, que sean viables para mí cumpliendo con lo que le estoy pidiendo; así promuevo en ella la toma de decisiones, y finalmente termina haciendo lo que debe hacer, y no lo que ella quiere cuando se trata de normas. Recordemos que las normas no son negociables (uno no le dice al guarda de tránsito “hágale que mañana yo no me paso el semáforo en rojo”), así que desde muy pequeños nuestros hijos deben tener claras las normas de casa, para que así no pidan negociar más adelante.
- Primero como padres debemos llegar a acuerdos sobre las normas que vamos a implementar en casa; venimos de dos crianzas posiblemente diferentes, así que debemos unificar la crianza que deseamos para nuestros hijos.
- Socializar con los hijos estas normas, y explicar las consecuencias que tendrán en caso de no cumplirlas. Mi hija sabe que debe recoger sus juguetes, y si no lo hace, más tarde, ese mismo día, no puede jugar con ellos.
- Aplicar las normas todos los días, y pedirle a las personas a quienes dejemos a cargo nuestros hijos, que también lo hagan; la constancia hace al maestro, así que si queremos que ellos cumplan con sus deberes, implementémoslos siempre, en todo lugar.
- Respetar sus intereses: esto no implica que el niño tenga derecho de obstaculizar cualquier plan o propuesta; solo se trata de entender que ellos también tienen gustos o preferencias.
- Evitar el cansancio y la sobreestimulación: Cuando un niño está cansado, es posible que se muestre más irritable y susceptible a llevar la contraria.
Concluyendo un poco, cuando se presente una “pataleta”:
- Validemos su emoción: “Hijo: estás enojado y lo entiendo, porque quieres una cosa y yo no te la voy a dar. Puedes llorar, puedes gritar donde no molestes a otros, puedes morder frutas o pellizcar tus peluches, puedes darle patadas al balón o golpear tu almohada, pero no puedes herir a alguien, ni herirte a ti mismo”. Estas son formas de expresar el enojo de manera adecuada, sin hacer daño a los demás, ni a sí mismo.
- Pidámosle que se tranquilice: “Cálmate, respira profundo, trata de controlarte; así podrás tomar mejores decisiones y entender el motivo por el cual no te entrego lo que quieres”.
- Cuando esté tranquilo, ayudémosle a pensar: “Hijo, las cosas no son siempre como queremos; en este momento no puedo entregarte lo que quieres, y así llores, no te lo entregaré. Hay otras maneras de obtener lo que queremos, es cuestión de esperar y pensar en otras opciones”.
- Reconocerle sus logros en el autocontrol: “Qué bien lo estás haciendo; así puedes entender mejor lo que te pedimos, y puedes conseguir lo que quieres en su momento indicado”.
Y entonces, ¿cuándo hay que preocuparse? Si la actitud obstinada es cada vez más frecuente, si la negación va acompañada de un cambio brusco en la conducta del niño y si este atraviesa además en esa etapa un momento especial de crisis (por separación de los padres, muerte de un familiar, cambio de colegio, pérdida de una mascota, etc.) De resto, estaríamos hablando entonces de un comportamiento natural de la edad, que con nuestro apoyo y nuestras pautas de crianza bien implementadas, podrá superarse de una mejor manera.
Papás y mamás, confíen en ustedes, no se queden en el intento, no pierdan la esperanza; todos podemos lograr pasar esta etapa sin mayores problemas. Recuerden que ceder a sus demandas solo hará que sean seres egocéntricos, egoístas, prepotentes y agresivos. Por el contrario, enseñemos a nuestros hijos a que controlen la frustración, a que comprendan que no siempre las cosas son como queremos, y así tendremos una sociedad más tolerante, que respete las diferencias y que acepte al otro con sus cualidades y defectos.
“No te enojes… a veces el otro no te entiende. Lo explicaste mil veces, pero no lo ve. No es tanto, no es malo, no es indiferente, simplemente ES OTRO…”
Anónimo
Por Juan Pablo Jaramillo Rico, especialista Centro de Familia VID.