Ruptura amorosa: la pérdida y el duelo
La ruptura amorosa implica la pérdida y el duelo. Cuando se constituye una relación de pareja, se empieza por construir con el otro futuros cercanos y lejanos, con la idea y propósito de estar juntos durante mucho tiempo. Sin embargo, la complejidad y naturaleza de las relaciones nos llevan a decir que el tiempo de estar juntos es incierto. Por ello, el terminar la relación con la pareja marca emocional, psíquica y físicamente la vida de ambos: se pone fin a planes, ideas y espacios conjuntos, lo que puede llevarnos a debatir nuestro propio sentido en lo afectivo frente a la vida.
A nivel individual, las consecuencias de la separación se reflejan en el entorno familiar y social. En esta relación se afecta no solo a los involucrados directos, sino a quienes acompañaron el crecimiento de la relación afectiva en la cual, independiente del tiempo, se encuentran inmersas diferentes situaciones individuales y colectivas. Esto influye en el modo en el que se responde a la ruptura amorosa.
Para ambas partes, el fin de la relación se vive como un duelo; es decir, la pérdida misma no solo del lazo afectivo, sino también del otro y de sí mismo, en la medida en que estos últimos dos permitieron la construcción de lo que no se habían imaginado que en algún momento iba a terminar. En corcondancia, desde allí se presentan unas fases que no son lineales ni simultáneas, pero sí son recurrentes en este proceso de pérdida.
Las fases del duelo son la negación, la culpa, la aceptación y la adaptación. El proceso del duelo parte de entender la ruptura como la pérdida de las ilusiones, de la presencia, de la palabra, del sentir y de la compañía del otro; es decir, la separación de afectos, de roles y de espacios que los lleva a un proceso largo y doloroso, en el que se experimentan las cuatro fases mencionadas. Así, aparece una revisión personal de lo que se dejó en la relación con el otro, de las renuncias que se decidió hacer y, en ocasiones, la toma de conciencia sobre el descuido de nuestro propio deseo y autocuidado. Los diferentes momentos por los que se atraviesa durante el duelo por una ruptura, suscitan innumerables y particulares emociones propias de la historia y del lugar de cada uno en la relación; entre ellas: enojo, impotencia, frustración, desamparo, culpa, angustia y depresión.
En esta vivencia es importante reconocernos como un ser que siente y que ha perdido una ilusión, un ideal, una relación en la que creyó y con la que se comprometió con el tiempo. En este reconocerse se debe intentar ver las capacidades propias para salir de esta situación y retomar planes, metas e incluso sueños que estaban en pausa por la prioridad de la pareja. Se debe retomar el sentido y lo afectivo en sí mismo como forma de darse cuenta del valor de la experiencias y de la propia vida.
Consejos para superar una ruptura y transitar el proceso del duelo:
– Vuelve a salir con tus seres queridos frecuentemente.
– Empieza un proyecto nuevo.
– Sal el fin de semana y come tu postre favorito.
– Practica una nueva actividad física o alguna que solías practicar antes.
– Recuerda y nombra todos los días quién eres.
Referencias:
Arévalo Gonzalez, L. M., & Reina Mejía, A. (2019). Ruptura y duelo en la pareja: un proceso no lineal. Recuperado de: https://repository.ucc.edu.co/bitstream/20.500.12494/12201/6/2019_ruptura_duelo_pareja.pdf