Pareja vs. padres: cómo cuidar ambas relaciones
Para muchas parejas, la experiencia de ser padres es maravillosa que le pone un toque especial a sus vidas, los llena de ternura y de alegría; sin embargo, en algunas ocasiones en este recorrido no se alcanza a dimensionar que este hijo (o hijos) también los expone al cansancio, a sentirse agotados, frustrados y sin la privacidad que disfrutaban antes. De ahí que la maternidad y la paternidad cambien la relación de la pareja, porque ahora ese ser requiere de nuestros cuidados las 24 horas y los siete días de la semana, por lo que tenemos menos tiempo para nosotros mismos y para la pareja y uno de los dos empieza a sentirse desplazado.
Es importante tener en cuenta que el hijo o los hijos deben disfrutarse, educarse y acompañarse, sin olvidar que la pareja tiene un espacio propio, ganado desde antes y que se debe evitar colocar a los hijos en medio de los dos, o peor aún, dedicarse a la tarea de ser padres y olvidarse de la relación de pareja. No es verdad que los hijos separen a la pareja, sino que la pareja cede su espacio a los hijos ubicándolos en medio. Es común pensar en esto, ya que visto desde afuera parece que muchos de los problemas se centran en ellos, pero esto es una forma de refugiar lo que está fallando y faltando en la relación de pareja.
La experiencia con los hijos es particular y está inmersa en la historia de la relación de pareja. Desde allí se generan movimientos en el rol de ser padres; es decir, independientemente si los hijos son deseados, programados o no, esto no los exime de los cambios propios de la dinámica que imprime el nuevo integrante. Lo cierto es que cada subsistema debe tener su lugar. Recordemos que la relación de pareja sostiene y mantiene unida a la familia.
Vamos a compartir algunos tips para cuidar la relación de la pareja sin descuidar a los hijos:
- Conservar espacios solo para la pareja. Para esto es importante contar con una buena red de apoyo: los abuelos, familia, amigos cercanos o una persona de apoyo en el cuidado.
- Cuidar y mantener las demostraciones de afecto: no solo es sexo, sino también esos pequeños detalles donde rozamos al otro, le damos un abrazo, un beso antes de salir de casa y mostramos interés por lo que hace el otro.
- Reconocer todo lo bueno que el otro tiene y que te recuerda porqué lo elegiste como compañero (a) de vida.
- Repartir las responsabilidades de manera equitativa en el cuidados de los hijos y de la casa.
- Rutinas saludables: hacemos referencia a esas rutinas como agradecer la presencia del otro en mi vida, orar juntos, saludarnos en las mañanas, comer juntos al menos una vez al día, salir solos por un par de horas o apagar la tele y el celular antes de dormir para conversar sobre temas de interés diferente al trabajo, a los hijos o a la familia.
- Retomar juntos la vida social: socializar con pares ayuda a compartir no solo espacios de sano esparcimiento, sino que permite conocer y compartir experiencias que los fortalecen como pareja.
- Mantener actualizada la sexualidad: nos referimos a ser creativos, a explorar nuevas formas y maneras de generar y sentir placer. En este punto, es clave que ambos confíen sus fantasías al otro y se regalen momentos de gran placer y disfrute.